Qué ver en Tarragona en 1 día

Qué ver en Tarragona en 1 día

Tengo que confesar que Tarragona es una ciudad que me encanta. Como apasionada de la historia y del arte, y amante de las ciudades pequeñas, poco más le puedo pedir a una ciudad cuyo pasado late en sus calles, y que además se sitúa junto al mar. Tarragona es una de las 15 ciudades españolas consideradas Patrimonio de la Humanidad, por su conjunto arqueológico de origen romano. Si quieres saber cuáles son las mejores cosas que ver en Tarragona en una escapada de uno o dos días, estás en el lugar adecuado.

Curiosamente, la vieja Tarraco no es una ciudad excesivamente explotada turísticamente (otro punto para ella). Probablemente esto se debe a que se encuentra en plena Costa Dorada, una zona esencialmente visitada por turistas que buscan el sol y la playa, y no tanto el contacto con nuestro pasado. Sin embargo, la ciudad ofrece múltiples atractivos, tanto culturales como gastronómicos o de ocio, y su tamaño pequeño permite recorrer la mayoría de ellos a pie. Por si esto fuera poco, Tarragona cuenta con un clima mediterráneo modulado por el mar, teniendo temperaturas muy agradables durante buena parte del año.

Un poquito de historia

Aunque la zona estuvo habitada previamente por los íberos, los romanos desembarcaron aquí en el siglo III a.C., en plena guerra púnica contra los cartagineses. Fundaron un asentamiento militar que, debido a su importancia estratégica, acabó convirtiéndose en el puerto más importante en el que desembarcaban los legionarios romanos que poco a poco fueron conquistando la península, entonces Hispania. En ese punto, en el año 218 a.C., se fundó la ciudad de Tarraco.

No hablamos de una ciudad cualquiera, sino del asentamiento romano más importante de todo el levante peninsular, capital de la Hispania Citerior y más tarde de la provincia romana de Tarraconense, a la que dio nombre. Durante los siglos siguientes a su fundación, la ciudad no dejó de crecer, y alcanzó su momento de máximo esplendor durante los siglos I y II. El propio emperador Augusto vivió aquí durante dos años. De esta época quedan numerosos restos arqueológicos, entre los que destacan las murallas, el anfiteatro, el circo y el acueducto.

Con su posición estratégica y tras la caída del Imperio Romano, los primeros siglos de la Edad Media fueron convulsos, y Tarragona vivió la conquista primero de los visigodos y después de los musulmanes, hasta que finalmente fue reconquistada en el siglo XII por los condes de Cataluña, llegando entonces unos siglos de paz y prosperidad. De esta época es la catedral.

Pero de nuevo llegaron tiempos difíciles, y a partir del siglo XIV Tarragona fue castigada por la Peste Negra y otras epidemias, saqueos de piratas y diferentes guerras y guerrillas. No fue hasta el siglo XIX cuando empezó su recuperación. Tras un papel importante en le Guerra de Independencia, Tarragona recuperó la alegría y la actividad comercial, aumentando de nuevo su población y creciendo la ciudad hasta más allá de las murallas medievales.

Los 10 mejores lugares que ver en Tarragona en un día

Aunque la ciudad ofrece muchas más cosas, he seleccionado las que creo que son imprescindibles en una primera visita a la ciudad. Hay que tener en cuenta que si sólo estás un día, no podrás hacer todas las visitas por dentro, pero sí acercarte a ver los edificios al menos desde el exterior.

En cuanto al precio de las entradas, cada atracción tiene entradas individuales, pero si tienes pensado acceder a varias de ellas puedes comprar una entrada conjunta por 15€. Se compra en la sede del Museo de Historia de Tarragona, y puedes encontrar toda la información aquí.

La plaza del Pallol

Empezaremos la visita en esta pequeña plaza, que desborda encanto por los 4 costados. Se accede a la misma por el Portal del Rosser, atravesando la antigua muralla romana. Pese a su reducido tamaño, en la plaza del Pallol se puede contemplar el paso de los siglos en la ciudad, aunando restos romanos, medievales y modernos.

Tarragona

Hemos elegido este lugar para empezar porque aquí se encuentran varios hitos a tener en cuenta. Justo al lado de la plaza se encuentra la Casa Castellarnau, donde puedes comprar las entradas conjuntas para visitar varios monumentos. Además, en la plaza se encuentra la Antigua Audiencia, un edificio de acceso gratuito que también alberga los restos de una torre de época romana y pinturas de la época de la guerra civil, cuando se usó como cárcel. Aquí se encontraba la espectacular maqueta de la antigua Tarraco, que ahora ha sido trasladada.

Desde marzo de 2023 existe un lugar mucho más completo para dar la bienvenida a los visitantes de Tarragona. Se trata de la Bóveda del Pallol, un lugar arqueológico que ha reabierto sus puertas tras años cerrado al público y que, a través de un vídeo-mapping, permite una experiencia inmersiva para conocer la antigua Tarraco. El precio de la entrada es de 5€ y puedes reservarla aquí.

Un paseo por las murallas

Dejamos atrás la Plaza de Pallol, cruzando por la puerta del Rosser, para llegar al acceso a la zona amurallada de la ciudad. En la época romana, la ciudad de Tarraco estaba completamente amurallada. Aunque esta muralla no se conserva completa, hay más de 1000 metros de muro que todavía están en pie. Es la construcción romana más antigua que se conserva fuera de la Península Itálica.

La visita a la zona amurallada está delimitada y se conoce como Paseo Arqueológico. El acceso cuesta 5€ y está incluido dentro de la entrada conjunta. El recorrido se realiza entre dos líneas de murallas, la romana del siglo II y la medieval del XV.

A lo largo del paseo, además de la muralla y de los bellos jardines, pueden contemplarse alguna de sus torres más importantes, como la torre de Minerva, que contiene la inscripción romana más antigua de la Península Ibérica. También se conservan otros restos romanos, como fuentes, columnas o inscripciones, y una copia de la estatua del Augusto de Prima Porta, regalo a la ciudad del mismísimo Mussolini.

La catedral y alrededores

De origen medieval y enorme tamaño, la catedral de Tarragona está dedicada a Santa Tecla, patrona de la ciudad, cuyas reliquias se custodian en el interior. Se sitúa en la parte más alta de la ciudad, en el lugar en el que en la Edad Antigua se erigía el templo romano más importante de Tarraco, dedicado a Augusto.

La catedral combina los estilos románico y gótico, debido al cambio de moda durante los siglos que duró su construcción. De su fachada, de estilo gótico, llama la atención el aspecto inacabado, debido a que la construcción del edificio fue detenida durante la Peste Negra y nunca llegó a finalizarse. También la portada central, con esculturas de profetas y apóstoles y un parteluz con la imagen de la Virgen.

La plaza en la que se ubica la catedral es en parte porticada, y en los alrededores se celebra el rastro los domingos.

El acceso a la catedral cuesta 11€ y permite el acceso al templo, al claustro y también al Museo Diocesano. Puedes comprar las entradas aquí.

Las calles que rodean a la catedral representan la zona más medieval de Tarragona. Calles, callejuelas y placitas con muchísimo encanto, ideales para dar un paseo, comprar algún recuerdo o producto típico y dejarse seducir por la gastronomía y los vinos locales. Uno de los edificios más bellos, también del siglo XII, es el antiguo Hospital de Santa Tecla.

Callejeando, además, siempre se encuentran sorpresas, como este edificio con su original fachada pintada.

El anfiteatro

En mi opinión, el símbolo inconfundible de la ciudad. Con un buen estado de conservación, el antiguo edificio romano descansa junto al mar desde hace veinte siglos, creando una preciosa estampa difícil de olvidar para quienes la hayan contemplado alguna vez.

Este impresionante edificio data del siglo II y ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Unesco. En su momento tuvo capacidad para unas 15.000 personas.

Los romanos construían anfiteatros para albergar las luchas de gladiadores y demás espectáculos de tipo sangriento, como luchas de fieras o incluso ejecuciones públicas. Su ubicación junto al mar, fuera de la zona amurallada, permitía traer a los gladiadores y las fieras en barco y desembarcarlos directamente en las dependencias, sin necesidad de atravesar con ellas la ciudad. También era sencillo, estando el mar tan cerca, inundar la arena para representar las naumaquias o batallas navales (aunque en Tarragona estos espectáculos se hacían directamente en el mar).

En el siglo VI, en la época visigoda, se construyó una basílica justo en medio del anfiteatro, para recordar a los mártires que habían sido torturados y asesinados allí en la época en la que el cristianismo había sido perseguido. Esta basílica fue ampliada y convertida en una iglesia románica en el siglo XII. Para su construcción se aprovecharon los sillares de las gradas. Una más de las atrocidades cometidas en restos monumentales a causa de las conquistas, reconquistas y cambios de fe.

La plaza del Foro y la torre del Pretor

En las ciudades romanas, el foro era el centro neurálgico de la ciudad, el lugar en el que se desarrollaba la vida política y administrativa. Hoy en día, en el lugar en el que se situó el foro encontramos distintos paisajes de la ciudad actual, como esta coqueta plaza, en el centro de la cual aún pueden verse vestigios de la época romana. Cuando hace buen tiempo (en Tarragona eso es casi siempre), las terrazas la invaden casi por completo, y es un lugar ideal para disfrutar de unas buenas tapas. Es difícil pasar de largo…

Muy cerca de la plaza del Foro está otra de los mejores lugares que ver en Tarragona, la Torre del Pretor. Esta antigua construcción de época romana daba acceso en la Edad Antigua al foro de la ciudad y fue construida en el siglo I. En la Edad Media fue utilizada como residencia de los reyes de Aragón. Hoy en día es un museo y centro de interpretación de la antigua Tarraco. Además de la visita a la exposición, merece la pena subir hasta su parte alta para obtener desde la azotea una de las mejores vistas panorámicas de Tarragona.

El acceso a la torre cuesta 5€, aunque está incluida dentro de la entrada conjunta.

El circo romano

Considerado uno de los circos mejor conservados de todo el imperio, el circo romano ha sido y todavía está siendo excavado y descubierto, ya que sus restos se integran debajo de la ciudad actual. Al igual que en otras ciudades de origen romano, cuando se inicia cualquier tipo de obra en la ciudad de Tarragona, los restos arqueológicos afloran por doquier. Me pareció muy curioso que en muchos de los bares y restaurantes que se encuentran en el perímetro, las paredes de los comedores o incluso de los aseos son aquellas que construyeron los romanos para sostener las gradas del circo.

Los romanos construían circos para albergar las carreras de carros de caballos como las famosas cuádrigas, al más puro estilo Ben-Hur. El circo de Tarragona tenía capacidad para unos 25.000 espectadores, lo que muestra la importancia que tuvo la ciudad en esta época.

Su longitud era de 325 metros, lo que nos permite hacernos una idea de cuántos de los edificios actuales de Tarragona se han ido construyendo sobre sus restos, algunos de los cuales permanecerán enterrados para siempre.

Hoy en día son visibles y visitables parte de las gradas y alguna de las bóvedas interiores que las sostenían, y donde los corredores se preparaban antes de las carreras. Otras gradas afloran en medio de calles y plazas de la ciudad.

La Plaça de la Font

Es una de las plazas más importantes de la ciudad, y también más concurridas, repleta de bares y restaurantes. Esta plaza se construyó encima del trazado del circo romano, justo en su parte final, lugar en el que hoy se levanta el ayuntamiento, un elegante edificio de fachada neoclásica. Es curioso ver cómo las fachadas de los edificios que desembocan en el ayuntamiento son perfectamente equidistantes, debido a que siguen fielmente el trazado de las gradas del circo romano, cuyos cimientos comparten.

Esta plaza y sus alrededores son el lugar de referencia para la vida nocturna tarraconense.

La Rambla Nova

Esta enorme avenida es una de las arterias principales de la ciudad, y centro de la actividad comercial. Construida en forma de paseo, con una parte central peatonal, discurre paralela y sustituye en protagonismo a la anterior Rambla Vieja, y tiene una longitud de aproximadamente un kilómetro.

Es recomendable recorrerla al atardecer, cuando algunos artistas callejeros llegan hasta aquí, y la luz del ocaso la hace aún más bonita. Comenzaría el paseo por la parte más alejada del mar, para contemplar el Monumento a los castellers, un homenaje a una de las actividades tradicionales más importantes de Tarragona y de esta zona de Cataluña.

Terminaría mi paseo por la ciudad en el Balcón del Mediterráneo.

El Balcón del Mediterráneo

Actualmente, uno de los puntos más visitados de la ciudad y sin duda uno de los imprescindibles que ver en Tarragona. El Balcón del Mediterráneo es una hermosa barandilla de hierro forjado que, colgado a 40 metros de altura, separa el final de la Rambla Nova del mar Mediterráneo. Desde allí se puede contemplar, además de la inmensidad del mar, la Playa del Miracle, la más importante de la ciudad, el anfiteatro romano y el barrio de pescadores, conocido como el Serrallo.

Diseñada por Ramón Salas i Ricomà en el año 1889, desde su construcción es un hecho que una visita a Tarragona no puede darse por finalizada sin tocar ferro, ya que además se dice que trae buena suerte.

El acueducto

Tuvieron que pasar 3 visitas a Tarragona para que descubriese esta espectacular construcción, una auténtica obra de ingeniería de la época romana. Y es que el Acueducto de les Ferreres, también conocido como Puente del Diablo, se encuentra algo alejado de la ciudad, al otro lado de la autopista.

Su aspecto es impresionante, en medio de la naturaleza, con sus 25 metros de altura sobre su doble arcada, con 217 metros de longitud. Además, su estado de conservación es perfecto, permitiendo incluso cruzarlo por la parte superior, como si de un puente se tratase.

Aunque fue construido en el siglo I a.C. por los romanos, se siguió utilizando hasta el siglo XVIII. Su función, como la de cualquier acueducto, era traer agua a la ciudad, en este caso desde el río Francolí, a lo largo de 25 kilómetros.

En los alrededores, la zona es perfecta para dar un paseo o incluso tomar un picnic a la sombra de los árboles, contemplando esta monumental construcción como quizá hicieron también los habitantes de Tarraco hace ya dos mil años.

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2 comentarios en «Qué ver en Tarragona en 1 día»

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